Al Nakba: una ocupación nazi-fascista
 
El 15 de mayo, miles de palestinos protestaron en distintos puntos del país, conmemorando el 65 aniversario de Al Nakba (La Catástrofe), término con el que se recuerda la creación del Estado de Israel en 1948, mediante el desplazamiento forzoso del 70% de la población, correspondiente a 800.000 palestinos de 531 ciudades y pueblos.

 La ocupación de Palestina se llevó a cabo mediante una tenaza que consistía en rodear las aldeas Palestinas por tres flancos dejando el cuarto flanco abierto. Luego reunían a sus habitantes para fusilarlos o quemarlos. A quienes no fusilaban se les obligaba a realizar los trabajos forzados no retribuidos como recoger las piedras de las casas demolidas o cavar las tumbas para los fusilados y quemados.

Establecido el control militar se instalaban los kibutz judíos, que son una forma de poblacional-militar parasitaria, improductiva, basada en la gran propiedad de la tierra. Para hacerse una idea, los kibutz, actualmente, consumen en la agricultura el 80% de los recursos hidráulicos de “Israel”, robado en su mayoría a los árabes, para producir el tres por ciento del Producto Nacional Bruto de “Israel”. Aún así, todavía algunos sectores, como el anarquismo, ven en los kibutz signos de “libertad y autogestión”.
Tan sólo dos años después de iniciada Al Nakba, en 1950, el gobierno de Israel dicta la Ley de Retorno Israelí, que establece que todos los judíos del mundo tienen derecho a la “nacionalidad judía”, a la “ciudadanía israelí” y que para hacerla efectiva deben ocupar territorio palestino. Esta ley sería reforzada, cuatro años más tarde, con la Ley de prevención de la infiltración, que prohibió a los palestinos regresar legalmente a los territorios palestinos ocupados. Es decir, cualquiera que se declarase judío podía ocupar territorio palestino usurpado, pero ningún palestino podía volver a su legítimo hogar.
En la actualidad los territorios robados al pueblo palestino suman 18 mil 700 kilómetros cuadrados. El Estado fascista de Israel, que es colonia del imperialismo yanqui, monopoliza estos territorios y sólo los arrienda y vende a judíos, aunque no tengan la nacionalidad israelí y vivan en otros países, pero prohíbe su alquiler a cualquier palestino, incluso a sus legítimos dueños.
La limpieza racial nazi que lleva a cabo Israel ha ido aún más lejos, levantando por toda Palestina un gran muro que divide a las poblaciones y no permite que las familias puedan visitarse ni poder cruzar de un lugar a otro. En cada lugar hay puntos de control, donde a los palestinos, sin excepción, se les detiene, se les humilla y se les expulsa. Teniendo como resultado que la cifra de desplazados y refugiados, en la actualidad, supere los 7.000.000 de palestinos


Aún así, el pueblo de Palestina resiste la ocupación y lucha incansablemente por volver a su hogar. Ni las leyes nazi-fascistas, que desde el 2011 prohíben conmemorar Al Nakba, ni los bombardeos y encarcelamientos masivos han podido detener su lucha del pueblo palestino en contra del imperialismo, principalmente yanqui.
  
La lucha de liberación nacional palestina
La lucha liberación nacional palestina ha atravesado varias etapas y numerosas decepciones. Las facciones de la gran burguesía, los sectores terratenientes, el revisionismo y el oportunismo han traficado con la inmaculada sangre del pueblo palestino, una y otra vez, sin que por ello las masas palestinas bajen los brazos o se hayan visto inmovilizadas por las decepciones. Al contrario, ante la traición, el pueblo palestino una y otra vez se lanza a las calles, con la moral intacta, para hacer frente a las tropas nazis y combatirlas con lo que haya a mano.
Juventud palestina


Ante la traición de la OLP de Arafat (décadas de los 80-90), las masas lucharon en forma espontánea, sin organización a nivel nacional. Ante la bancarrota de la OLP, su lugar fue disputado por Al Fatah y Hamas, dos organizaciones contrarrevolucionarias que a mediados de la década pasada se enfrentaron entre sí por definir quién jugaría el papel de contener la resistencia de las masas, desviando su lucha revolucionaria hace acciones armadas sin perspectiva de liberación.
En el 2011 Al Fatah y Hamas firmaron un acuerdo de no agresión y pasaron luego enfrentarse con el FPLP, una organización oportunista, que igualmente se esfuerza por desviar la revolución. A diferencia de Al Fatah y Hamas que para reclutar recurren a argumentos religiosos, el FPLP se disfraza de marxista para engañar a las masas. En lugar de trazar una estrategia hacia la construcción del Nuevo Poder, hacia la expulsión del imperialismo y la dictadura obrero-campesina, el FPLP plantea como liberación el camino burocrático de Siria, que significa ponerse bajo la bota rusa.
La lucha de liberación palestina ha sido traicionada por estas organizaciones contrarrevolucionarias. Pero las masas no cesan de pelear, sus hijos son verdaderos revolucionarios, aún luchando de forma espontánea e incluso en las filas mismas de estas organizaciones.
            La única forma en que la preciosa sangre de las masas palestinas no vuelva a ser moneda de cambio es que el pueblo palestino tome en sus manos su propio destino, que transforme la lucha espontánea en guerra popular. Para lo que es imprescindible que, en medio de la lucha armada que ya está llevando a cabo, forje su vanguardia, su Partido Comunista militarizado, desde donde, concéntricamente se construyan y dirijan el Ejército Revolucionario y el Frente Único Antiimperialista.

El que el pueblo palestino sufra años de ocupación y traiciones es una desgracia. Pero al mismo tiempo eso ha llevado a años de resistencia armada, que es una ventaja, porque ya existe experiencia en la lucha y la organización. La vida misma ha tenido que militarizarse y se hace mucho más evidente la necesidad de combatir al imperialismo y derrocarlo con las armas. Es así como el imperialismo va cavando su propia tumba.
¡Fuera las tropas nazis de Palestina!

¡Viva la lucha inagotable del pueblo palestino!

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