el 19 de junio de 1986 prisioneros de guerra y presos políticos en el Perú, dirigidos por el Partido Comunista (al que el imperialismo llama «sendero luminoso») transformaron las negras mazmorras de la reacción en Luminosas Trincheras de Combate.
Derrochando heroicidad los combatientes comunistas hicieron frente al viejo Estado administrado por el asesino Alan García Pérez. ¿Qué pasaba en Chile? Las masas pobres luchaban por expulsar a Pinochet y todas sus sabandijas; el revisionismo no sólo guardaba silencio, sino que además saludaba a Alan García como «representante popular», por su parte los socialfascistas del Partido Socialista se reunían en Lima en un congreso de la Internacional Socialista.
«Así, los prisioneros de guerra, como el personaje de la historia, siguen ganando batallas más allá de la muerte, pues viven y combaten en nosotros, conquistando nuevas victorias; su recia e imborrable presencia la sentimos palpitante y luminosa, enseñándonos hoy, mañana y siempre a dar la vida por el Partido y la revolución» (Presidente Gonzalo, 1987).