Editorial publicada en la edición impresa n° 55 de El Pueblo (Enero, 2017).
Durante el mes de diciembre, hemos vivido nuevas y más profundas muestras de la lucha de clases y la necesidad que tiene el pueblo de derrocar este viejo Estado burgués-terrateniente. No hay otro camino para construir una nueva sociedad al servicio de las masas y sus necesidades.
La administración de Bachelet ha lanzado una verdadera cacería policial contra el pueblo mapuche. Ejemplo de ello es: la impunidad en el asesinato de Macarena Valdés en Panguipulli; la libertad para el paco que disparó a quemarropa su escopeta en contra del joven de 17 años, Brandon Hernández Huentecol (que ya estaba reducido en el piso); la prisión contra la autoridad mapuche, la machi Francisca Linconao (sin ninguna prueba); el baleo a quemarropa a dos comuneros, Renato Lincopan y Jorge Colil, que se trasladaban en su camioneta en la zona de Tranaquepe dejándolos con lesiones graves y los dos policías involucrados, sólo con arresto domiciliario; etc.
Todos estos son hechos que responden al alza de la lucha en los territorios mapuche y NO SON CASOS EXCEPCIONALES, como gustan explicar las fuentes policiales, si no que al contrario, evidencian que el viejo Estado mantiene su plan de violencia escalonada, definido por el difunto General Bernales.
Al mismo tiempo, la justicia ha decretado el perdonazo a la corrupta nuera de Bachelet, Natalia Compagnon, para que pueda salir hacia Estados Unidos. Sabiendo que su condición de miembro de la familia presidencial la pone por sobre la justicia, en un acto de burla y junto a Sebastián Dávalos (hijo de Bachelet), celebraron bailando en los tribunales.
Los Tribunales de Justicia vieron desfilar también a uno de los dueños de Chile: Andrónico Luksic, quien se querelló contra un diputado por haber sido llamado “hijo de puta”. A la salida de los tribunales, Luksic tuvo que salir custodiado por los pacos y sus guardaespaldas personales en medio de los insultos y objetos que le arrojaban los activistas que se resisten a la construcción de Alto Maipo y las personas que se encontraban en el lugar.
Respecto a los justos y justificados ataques a Luksic, la falsa comunista Camila Vallejo respaldó a este empresario chupasangre y vendepatria, criticando las protestas de las masas de esta manera: “es condenable siempre este tipo de situaciones. Más allá de las opiniones personales (…) lanzar una piedra o cualquier material, que pueda terminar en una herida o en una situación de muerte, es condenable”. (…) Estos hechos requieren la condena, porque estas formas no son las adecuadas en democracia para mostrar el rechazo a una persona o institución.”
Estos dichos demuestran que, a mayor lucha popular, más grande es la desesperación del oportunismo y el revisionismo (falsos comunistas) por defender a sus patrones y financistas electorales. Recordemos que fue precisamente Luksic, quien como dueño del Banco de Chile, entregó al matrimonio Dávalos-Compagnon el préstamo por $6.500 millones, el día después de que Bachelet ganó las elecciones presidenciales. Es decir, hay un estrecho lazo entre la gran burguesía y el gobierno de Bachelet. Por ello, Camila Vallejo sale a defenderlo, aparentando ser comunista y dejando en evidencia que el P”C” es parte del “Partido Único” (Chile Vamos + Nueva Mayoría) que defiende con uñas y dientes a los enemigos del pueblo.
Los explotadores se unen en su causa común para arrancarnos más riqueza, los oportunistas se sacan la máscara y actúan a todas luces como defensores de la opresión y la explotación. A nosotros, a los trabajadores, a los estudiantes, a las clases populares de Chile en general, nos corresponde avanzar en la organización y en la unificación de las luchas para enfrentar con unidad a los explotadores y sus lacayos.
Somos afortunados, vivimos tiempos gloriosos donde cada mes sintetiza todo un acumulado de luchas, donde ha quedado atrás el tiempo del temor. Las nuevas generaciones marcan el rumbo y con acciones le van demostrando a los más viejos que los que deben temer son los zánganos, los explotadores. Son tiempos en donde vemos que la audacia de la clase y el pueblo avanza, invalidando las viejas ideas, instituciones y clases sociales retrógradas, que no aportan al desarrollo de los pueblos y que van camino a ser desplazadas de la historia, de una vez por todas.