Casi un millar de personas, mapuche y no mapuche se reunieron en Plaza Italia. La concentración se inició con una rogativa, luego se leyó una declaración pública de Ximena Catrilaf, donde denunciaba el montaje y explica que su familia es gente de trabajo y que se ganan la vida vendiendo hortalizas. También se leyó la Carta que la Machi Francisca Linconao envió a Bachelet. Luego los peñi y lamngenes presentes se dirigieron denunciando que el Estado le hace la guerra a los mapuche, con armamento militar día y noche, hecho que no nos debe dejar indiferente. Señalaron que todos los peñis detenidos están en proceso de recuperación de tierras, que fueron robadas por el Estado y por eso se les persigue.

Una papay (mujer de edad) hablo sobre la necesidad de saber que el camino que se recorrerá es largo y hay que prepararse para luchar todo lo que cueste, como los antiguos lo hicieron. Señaló: “Gobierno tras gobierno ha corrido la sangre”, “tal vez antes teníamos más fuerza”, “somos reconocidos por las fuerzas de los que lucharon antes”. Y agregó: “Felizmente todavía gritan en nosotros nuestra sangre, nuestro pueblo… nunca hemos bajado la cabeza”. También señaló que todos los wuinca (no mapuche/invasor) eran iguales, que no había wuinca bueno. Una idea que quizás los asistentes no mapuche, escucharon en silencio, pensando en la rabia que siente por la persecución de su pueblo y muestra también el camino que aún se debe recorrer, para unir la lucha mapuche y no mapuche en un mismo torrente.

Por otra parte, antes que se iniciara la concentración, les preguntamos a los asistentes no mapuche sus razones para apoyar. Esto fue lo que nos respondieron:

“Vengo por una razón familiar, mi abuelo era mapuche, los Quitral, pero él tuvo que venirse a la ciudad en busca de mejores condiciones económicas y además entiendo mucho lo que sienten los mapuche, yo estoy en el Liceo de Aplicación y vivimos una realidad combativa constante, contra Carabineros y su armamento, entonces comprendo lo que se vive en la Araucanía y por eso también los siento como compañeros de combate. También por lo que están mostrando los medios de comunicación que solo los presentan como terroristas.”

Unos jóvenes que pertenecían a la Universidad de Chile nos dijeron: “Yo soy de región y muchas veces los montajes y la represión es igual, entonces yo ya los he vivido con mis familiares, la violencia que se ve allá es similar a la que uno ha vivido, entonces no solidarizar con eso es cínico, ver la violencia con niños o con abuelitos, da mucha rabia”.

“Yo pienso que la principal razón es la solidaridad con la lucha mapuche, es justa y por lo tanto hay que apoyarla. Una tarea de los estudiantes revolucionarios es apoyar a los distintos sectores del pueblo que están en lucha”.

Una mujer con un cartel nos señaló:

“Porque es nuestro pueblo originario y merece uno de los máximos respetos. Porque el mapuche tiene la sabiduría y la conexión con la naturaleza, no tienen ignorancia, gracias a ellos entendemos que, si contaminamos las aguas, nos morimos, que, si volamos las montañas también, si destruimos los glaciares lo mismo y que si talamos el bosque nativo nos quedamos sin oxígeno…Mi padre me contó la historia, del universo, del pueblo mapuche, del colonialismo, y ahí está la dignidad, y ahí hay que mantenerse, firme junto al pueblo”.

Unos entusiastas jóvenes de Maipú con mirada sincera y convencida, señalaron: “Porque es inaceptable lo que está pasando en el sur. Yo conocí a una comunidad y pienso que lo mínimo es solidarizar con ellos -su amigo agrega – yo no tengo familiares mapuche, pero creo que es justa su lucha, todos venimos de ellos, me gustaría ir para allá a luchar, pero por ahora no puedo, es una lucha justa, hasta daría la vida para que triunfara.”

Finalmente, los lamngenes voceros, agradecieron la convocatoria e hicieron un llamado a seguir apoyando con todas las acciones posibles.

Muchos afafan y gritos de lucha, cerraron el trawun, para pasar al corte de calle, que expresó el repudio hacia la represión y que no se amedrento por el fuerte contingente policial. No tenemos miedo, se dijo y se expresó en la calle.

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