Sólo el pueblo resuelve los problemas del pueblo
Por Rebeca Barnes. Solidaridad, edición n° 87 (diciembre, 2019) de Periódico El Pueblo
El 19 de octubre, a eso de las 21 hrs, mientras Alejandro y su señora, hermano y cuñada llevaban un tiempo buscando algún negocio abierto para comprar el pan, fueron interceptados por carabineros en moto. Al principio confiaron en que no estaban haciendo nada para ser reprimidos y caminaron de vuelta a casa. Comenzaron a gritarles que se entraran, que era toque de queda, pero el toque comenzaba a las 22 hrs. A continuación patearon sus canillas, obligándolos a correr. Los insultaron y amenazaron de muerte. Ya corriendo, llegaron a una plaza, donde Alejandro se detuvo levantando los brazos y dijo: “no estamos haciendo nada, revíseme”. En eso fue atropellado por un carabinero, causándole una fractura en la pierna derecha. Ya en el suelo, las amenazas de muerte y las patadas cayeron sobre él, insistiendo en que se fuera para su casa. Pero no se podía levantar; indicó que estaba fracturado y ahí notó que no había patentes ni identificaciones, mientras le pateaban el lugar de la fractura para “confirmar” que no estuviera mintiendo. Quienes estaban en la plaza a esa hora, se acercaron a echar a los uniformados, logrando que lo dejaran de torturar.

Las semanas siguientes, Alejandro quedó a la espera de recibir atención medica, muy preocupado ya que trabaja en construcción, siendo único sustento de su hijo y esposa. Gracias a la denuncia por redes sociales, consiguieron atención jurídica y psicológica de forma solidaria. Para prevenir la escasez a fin de mes, se organizó rápidamente una jornada de solidaridad. Se pasaron volantes a los vecinos en la feria, se consiguieron grupos musicales, el teatro de Agrupación La Ventolera y se preparó la venta de alimento.
En la actividad, se recopilaron alimentos no perecibles y hasta la vecina del kiosko donó los condimentos para las sopaipillas. La meta era costear el arriendo y alimentación del siguiente mes.
Gracias al gran corazón del pueblo, la actividad desbordó en solidaridad y cultura en la misma plaza del atropello, logrando sobrepasar la meta en dinero de ventas y llenando la despensa para que Alejandro y su señora tuvieran un mes con menos complicaciones.

Alejandro debió optar por endeudarse y operarse de forma particular, ya que al cabo de tres semanas, la salud pública pidió dos meses más para fijar la fecha de operación.
Sabemos que este caso no es aislado. Son muchos compañeros atropellados, heridos, mutilados, torturados y asesinados. Grandes dolores de nuestro pueblo que este viejo Estado no solucionará, a pesar de contar con los medios para hacerlo, pues nos ha declarado la guerra, tanto en palabra como en acción.
La brillante solidaridad del pueblo alumbra las luchas que vendrán.