Compartimos con todos nuestros lectores este libro que se publicará próximamente en Chile, escrito por colaboradores de nuestro periódico. En el sitio web lo compartiremos en cuatro partes, correspondiente a los cuatro capítulos en que se divide. Al hacer click en el enlace correspondiente irás a cada capítulo: I) Israel, un país inventado; II) Lucha armada por una Palestina unificada; III) La necesidad de transformar la Resistencia en Guerra Popular de Liberación Nacional y IV) El fantasma de la Tercera Intifada.

Este texto es un imprescindible esfuerzo para contribuir a la comprensión científica y clasista de la prolongada lucha de liberación nacional Palestina, cuya bandera ha sido encumbrada en lo más alto de las protestas populares de todos los rincones del planeta.

*Portada corresponde al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) en Beirut, capital y principal puerto del Líbano durante 1969.

CAPÍTULO II: LUCHA ARMADA POR UNA PALESTINA UNIFICADA

LA URSS SOCIALIMPERIALISTA  Y LAS ORGANIZACIONES GUERRILLERAS PALESTINAS

En febrero de 1956 se llevó a cabo el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS. En este evento, Nikita Jruschov leyó un informe secreto, estableciendo que el Partido Comunista de la URSS (en adelante PCUS) deja de ser un partido bolchevique y pasa a ser un partido “de todo el pueblo” y que la URSS deja de ser un Estado socialista y pasa a ser un Estado de “todo el pueblo”.

La expresión “de todo el pueblo” fue un eufemismo para decretar el cambio de línea política en el Partido y en el Estado. Es poco conocido, pero no menos importante, que el informe del XX Congreso del PCUS, aunque se declaró con carácter secreto, llegó a manos de Yaakov Barmor de la inteligencia judía, de ahí siguió camino hasta la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) y, finalmente, Jruschov ya sin control sobre el documento “autorizó” su publicación en el New York Times.

El cambio de línea ideológica y política se expresó, entre otras cosas, que en adelante Rusia se erigiera como nueva superpotencia imperialista, monopolizando la tecnología y la industria pesada a costa del resto de los países que orbitaban en torno al Consejo de Ayuda Mutua Económica (COMECON), los cuales fueron desindustrializados y sometidos como semicolonias monoproductivas[1]. Así fue como desde 1956 se intensificó la pugna interimperialista, entre Estados Unidos y la URSS por el control y sometimiento de los países del tercer mundo, lo que repercutió directamente en Palestina, donde las acciones guerrilleras de la Resistencia venían alcanzando un importante desarrollo.

Frente a la ausencia de dirección ideológica y política del Partido Comunista de Palestina o dicho de otra forma, ante la ausencia de un verdadero Partido Comunista de Palestina, en 1958 George Habash, conocido como el hombre sabio de la revolución, lideró la fundación del Frente Popular de Liberación Palestina (FPLP), organización declarada marxista-leninista. Eso sí, entendiendo el marxismo-leninismo como una etiqueta de identidad común de “todos los revolucionarios de izquierda”, donde convivían posiciones revolucionarias con posiciones oportunistas e incluso donde muchas veces predominó la línea política de Jruschov.

En octubre de 1959 Yasser Arafat encabezó la creación de Al Fatah (“La Victoria”), que al igual que el FPLP, nació con el espíritu de desarrollar la lucha armada contra la ocupación, aspirando a que las acciones beligerantes alcanzaran niveles de organización nacional. Aunque, a diferencia del FPLP, Al Fatah va a buscar representar también a los sectores musulmanes.

Ese mismo año se coronó como victoriosa la Revolución Cubana al mando de Fidel Castro. Este hecho va a ser significativo a nivel internacional, porque a partir de él van a surgir en varios países grupos que impulsaron la constitución de organizaciones político-militares que también tienen como objetivo encabezar la lucha de liberación nacional en cada uno de sus países. Estas organizaciones lograron conquistar el apoyo de las masas al plantearse como una salida frente al descrédito de una buena parte de los Partidos Comunistas, que siguieron la línea de Jruschov. No obstante, Fidel Castro pronto asumió como propia la línea política de Jruschov, por lo que si bien la revolución cubana fue un nuevo ejemplo para mantener vigente el camino de la lucha armada, políticamente terminó limitando a las organizaciones político-militares, llevando a que estas se autocensuraran frente a la URSS y a la línea ideológica y política de esta última .

NACIMIENTO DE LA ORGANIZACIÓN PARA LA LIBERACIÓN PALESTINA (OLP)

El arrojo de las masas más pobres a la lucha armada llevaron a que el FPLP y Al Fatah se transformaran en referentes para el pueblo palestino. En mayo de 1964, bajo la dirección de la Liga Árabe y el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, estas dos organizaciones se unificaron, conformando la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), anunciando su objetivo irrenunciable de conquistar la Palestina histórica.

Afiche de la Organización para la Liberación Palestina.

La OLP representó la esperanza del pueblo palestino, que vio en ella la posibilidad de contar con su Estado Mayor. Los pueblos del mundo y las organizaciones de liberación nacional recibieron la noticia con júbilo y se pusieron a disposición de la OLP. Para el gobierno estadounidense, en cambio, era urgente que la OLP cesara sus acciones y que dejara de ejercer su influencia sobre las masas árabes que veían en el horizonte la conquista de la liberación.

Lyndon B. Johnson, presidente de Estados Unidos en ese momento, desplegó una política en franca oposición a la lucha de liberación nacional y a la OLP. Comenzó a desarrollar su influencia entre algunos sectores de terratenientes, que intentaban reclutar a masas bajo las banderas del islam. De este modo, Estados Unidos apostaba acorralar a la OLP, explotando la contradicción entre el islamismo y el planteamiento de la OLP por un Estado palestino laico.

Por su parte, Jruschov desarrolló su política imperialista, en colusión y pugna con el imperialismo yanqui por el control de la zona, siguiendo el camino de cooptar a los líderes nacionalistas como Nasser en Egipto, Ahmed Ben Bella en Argelia y Arafat en Palestina. Ello le permitiría controlar sin la necesidad de desencadenar una guerra, manteniendo un discurso revolucionario sin entrar en beligerancia en la práctica, aparentando el apoyo a la lucha de liberación nacional.

En ese contexto era urgente plantear la posición revolucionaria y antiimperialista sobre la OLP y la lucha de liberación nacional palestina. Esta responsabilidad recayó sobre el líder comunista de la República Popular China, el Presidente Mao Tse-tung:

“Nosotros los apoyamos. Los árabes palestinos deben regresar a su patria. Hasta hoy no hemos tenido relaciones diplomáticas con el gobierno israelí. Los árabes constituyen la abrumadora mayoría. Todos los pueblos árabes se oponen a que sus compañeros árabes sean sacados de Palestina. Si no nos ponemos de su lado estaríamos cometiendo un error”.

Combatientes palestinos armados de la facción de Al Fatah de la Organización de Liberación Palestina (OLP) leyendo las Citas del Presidente Mao Tse-tung (o el Pequeño Libro Rojo) en Jordania, 1970. Imagen: Rolls Press / Popperfoto / Getty

Entre las masas y los guerrilleros palestinos fueron bien recibidos los planteamientos de Mao Tse-tung. Pero, frente a la ausencia de un verdadero Partido Comunista en Palestina, esta posición no fue tomada como un principio a aplicar, sino que como parte del conjunto de “declaraciones de solidaridad”. Es decir, ya se expresaban los límites que suponía el que la clase obrera no estuviera a la cabeza de la lucha de liberación palestina y que su lugar lo ocuparan las organizaciones político-militares de heterogéneas ideas políticas.

Este escenario, donde quienes se declaraban marxista-leninistas se diluyeran en un frente de resistencia, olvidando constituir la organización ideológica y política que dirija la lucha armada, permitió dejar espacio a un amplio eclecticismo ideológico y político del que se valieron en su momento tanto Estados Unidos como la URSS. Ambas superpotencias imperialistas, cada una desde su trinchera, empujaron a la dirección de Al Fatah para que la OLP dejara cada vez más de apoyarse en las masas hondas y profundas, comenzando a poner sus esperanzas en el papel que pudiera jugar la diplomacia de los regímenes árabes y la ONU, a contrapelo de las masas más pobres y grupos guerrilleros que una y otra vez mostraban con su combatividad que estaban por el camino de abrirse paso desarrollando la lucha armada.

LAS FRACCIONES DE LA OLP

La lucha armada que se venía desarrollando en Palestina, la unificación de las organizaciones guerrilleras en la OLP y el rápido crecimiento de ésta última, generó que las masas árabes de la región solidarizaran con el pueblo palestino y que se rebelaran en sus propios países contra los gobiernos locales y el imperialismo estadounidense.

El Estado de Israel, cumpliendo con el papel que le asignó el amo imperialista, intervino, en 1967, desatando una guerra contra Siria, Jordania, El Líbano y Egipto. Su objetivo fue aislar la Resistencia Palestina de las rebeliones de los demás pueblos árabes. Con esta nueva ofensiva, las tropas de Israel pasaron a ocupar gran parte del territorio palestino, principalmente los dos bastiones históricos de la resistencia: la Franja de Gaza y Cisjordania, además del desierto del Sinaí egipcio y los Altos del Golán sirios.

En 1968, el FPLP sufrió su primer quiebre, cuando Ahmed Jibril creó el FPLP-Comando General, que estrechó fuertes vínculos con el gobierno sirio. Esta escisión se llevó a cabo bajo la acusación a la comandancia del FPLP de no accionar militarmente contra Israel con todas las energías que esto demanda, lo que en el contexto de la Resistencia es una acusación grave, que una valoración blanda calificaría como negligencia y una más severa la equiparía a traición.

Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) en Beirut, capital y principal puerto del Líbano durante 1969

Al año siguiente, Nayef Hawatmeh lideró un nuevo quiebre en el FPLP, formando el Frente Democrático por la Liberación de Palestina (FDLP). Según declaró el mismo, a diferencia del FPLP, comprendía el enfrentamiento contra las tropas sionistas como expresión antiimperialista de la lucha de clases y no como una expresión nacionalista[J3] . Tras este quiebre, el FDLP se consolidó como estructura política en el territorio palestino y se integró como una organización independiente a la OLP.

Es importante considerar que los quiebres que había sufrido el FPLP no fueron en un momento de reflujo –como comúnmente ocurre cuando las organizaciones armadas son golpeadas–, sino más bien en momentos de desarrollo de la lucha guerrillera, en momentos en que el FPLP llevaba a cabo operaciones de gran envergadura, como el secuestro de un avión norteamericano, que se hizo estallar una vez que fueron evacuados los pasajeros.

El que aun así el FPLP sufriera estos fraccionamientos es evidencia de que los sectores más avanzados de las masas clamaban por una verdadera organización revolucionaria, que se jugara por la liberación de Palestina en el campo de batalla contra las tropas de ocupación, desechando el camino de la dirigencia de Yasser Arafat, que seguía poniendo sus fichas en la ONU y en el papel que ésta pudiera jugar como mediadora, limitando así la legitimidad del FPLP y las acciones armadas de las guerrillas palestinas.

Estados Unidos, calculando que podría frenar a la OLP desde la ONU mediante la Asamblea General de este organismo, dictó el 11 de diciembre de 1969 la Resolución 2535, donde reconoce de forma oficial los derechos inalienables del pueblo palestino y reafirma el derecho de los refugiados palestinos a volver a su tierra. Sin embargo, respecto al Estado de Israel y a su permanencia, sólo manifestó su malestar, lo que no pasó de ser un reconocimiento formal, evidenciando que no tenía ninguna intención de que Palestina restituya sus derechos y que sólo sirvió para dar falsas esperanzas a los palestinos, mientras le daba luz verde a la ocupación sionista. De hecho, al año siguiente de haber declarado la Resolución 2535, Estados Unidos, en colusión con la URSS, impulsó el Plan Rogers, cuyo objetivo era mantener la gobernabilidad en los países de la región para aislar a la Resistencia Palestina.

El Plan Rogers ofrecía a los gobiernos de los países ocupados, el retiro de tropas sionistas a cambio de que desde sus países se suspendiera el apoyo a la guerrilla palestina. Este chantaje fue aceptado por los gobiernos de Egipto y Jordania, con lo que se vio fuertemente golpeada la logística de la OLP.

LA COOPTACIÓN YANQUI A ARAFAT

Después de la derrota de los países árabes en la Guerra de los Seis Días (1967), en la que Israel se apoderó de lo que le faltaba de la Palestina histórica (el 23% restante del territorio de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental), además de la península de Sinaí (de Egipto) y Golán (de Siria), la dirección de la OLP se vio cuestionada en cuanto a su capacidad de aglutinar a las fuerzas de resistencia.

Yasser Arafat en 1969.

En 1969, algunos líderes de Al Fatah y del FPLP sostuvieron que Arafat representaba la voz de la ONU en contra de las aspiración de una Palestina unificada. En tan delicada situación, el gobierno de la URSS salió en socorro de Arafat, apuntalándolo con Muammar Gaddafi, que ese mismo año se había encumbrado como líder libio de la denominada revolución verde. Pero lo que en realidad salvó a Arafat fue que las acciones armadas arreciaban entre las organizaciones armadas palestinas y parte importante de la población consideraba que Arafat seguía liderando la Resistencia.

Este margen de apoyo que seguía manteniendo Arafat será la veta que va a explotar Estados Unidos en su plan de desmovilizar la Resistencia Palestina, lo que se expondrá de forma franca y abierta en 1974, cuando la ONU reconoció a la OLP como legítima organización representante de Palestina y a Arafat como su líder. Este último intervino en la Asamblea General de la ONU, en signo de acuerdo y pronunciando el discurso donde plantea su famosa frase: “He venido aquí con una rama de olivo y la pistola de quien lucha por la libertad. No permitan que la rama de olivo caiga de mi mano”.

El oportunismo presentó esta intervención de Arafat en la ONU como un triunfo de las fuerzas de liberación y de su supuesto líder revolucionario. No obstante, lo cierto es que frente a una inmejorable situación de avance en la lucha armada, Arafat se sinceró como agente cooptado por Estados Unidos para negociar o, más bien, hacer oficial en la ONU el Estado de Israel, lo que generó que para los sectores más radicales de los países árabes se le considerara como un traidor, potenciando la posición de los grupos musulmanes de resistencia, como fue el caso de la Yihad Islámica nacida en 1970.

SEPTIEMBRE NEGRO Y EL PLAN ROGERS

En 1968, el jefe del FPLP, George Habash, viendo que era más fácil acceder a la liberación de los presos del movimiento palestino mediante el canjeo por rehenes que rescatándolos directamente desde las cárceles, comenzó una campaña de secuestros de vuelos internacionales. Esto le permitió, además, poner el conflicto en la primera plana de la prensa internacional, a partir de lo cual el mismo Habash sostuvo: “el secuestro de un avión vale más que el asesinato de diez soldados israelíes”.

El 6 de septiembre de 1970, combatientes del FPLP secuestraron tres aviones, dejando dos de ellos en el este de Jordania y tres días más tarde, un cuarto avión fue secuestrado con 56 rehenes británicos, israelíes y estadounidenses. El objetivo del FPLP era canjear a los pasajeros por prisioneros de guerra palestinos. Este hecho sirvió de excusa al gobierno de Jordania para expulsar a las tropas de la OLP.

Después de la ocupación de Cisjordania, Arafat reunió a unos 40 mil combatientes en Jordania. Ahí la OLP actuaba realizando acciones de sabotaje y hostigamiento a las fuerzas sionistas. Hussein, rey de Jordania, decía aceptar la existencia de combatientes palestinos siempre que se mantuvieran actuando exclusivamente en la frontera, lo que hubiera sido un suicidio para las tropas de liberación palestinas, porque significaba atrincherarse en posiciones y dejar de actuar como guerrillas.

Los palestinos conquistaron su derecho a permanecer y combatir en Jordania, pero los enfrentamientos continuaron hasta que Hussein, contando con el apoyo de sectores feudales y de la gran burguesía jordana, aplastó la resistencia de los refugiados palestinos en suelo jordano en julio de 1971. Esta traición a los pueblos árabes la pagó con la vida el Primer Ministro jordano Wasfi Tall, quien fue ajusticiado en El Cairo, a finales de 1971, por el Comando Septiembre Negro.

Hussein alegó que los palestinos estaban actuando como un Estado dentro de Jordania. Pero en el fondo lo que Hussein quería era recuperar la autoridad que había perdido por completo. Por un lado, buscaba mantenerse en el gobierno, aparentando apoyar a los combatientes y así ganarse la simpatía del pueblo pobre jordano y, por otro lado, aplicó el Plan Rogers, buscando el apoyo político de Estados Unidos, que en este caso actuaba en colusión con el gobierno soviético.

¿Cómo se llevó a cabo la colusión imperialista expresada en el Plan Rogers? Desde 1969, estadounidenses y soviéticos mantuvieron continuas conversaciones sobre la situación palestina. El gobierno de Estados Unidos presentó en mayo su plan de trece puntos. Al mes siguiente, el gobierno soviético, “haciendo un gesto”, le presentó un plan calcado. Así, los gobiernos de ambas superpotencias actuaron en bloque, imponiendo en los hechos el Plan Rogers, que en lo fundamental es un plan de cese al fuego por parte de las fuerzas de la OLP. Una “solución política” para frenar el combate contra la ocupación sionista. La propuesta interimperialista era que Israel abandonaría los territorios árabes ocupados militarmente, a cambio de que los países árabes reconocieran al Estado de Israel. Esta fue la ratificación política de ambas superpotencias imperialistas a la existencia de Israel en territorio palestino.


[1] El 20 de marzo de 1960, Ernesto Guevara planteaba la necesidad de una “absoluta independencia económica” de Cuba. Pero para el 23 de junio de 1961 el mismo Ché Guevara argumentaba la necesidad de mantener el monocultivo del azúcar en base a la “división internacional, socialista, del trabajo”. Esta defensa de la monoproducción bajo etiqueta “socialista” demuestra como Cuba, junto con otros países, cumplía funciones de semicolonia para el gobierno de la URSS.

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